jueves, 3 de septiembre de 2015

El matemático más alto del mundo

(este artículo fue publicado originalmente en el suplemento Innovadores del periódico El Mundo el día 31 de agosto de 2015)

Hace unas semanas tuve la suerte de participar como docente en el curso de verano Xpheres College para profesionales del baloncesto. Mi sorpresa comenzó por el perfil de los participantes, jugadores  y entrenadores del deporte de la canasta, cultivados y con ansias de aprender. Nacho Llovet, 24 años, 2.02 m de altura, pívot del Juventut de Badalona e ingeniero industrial por la Politécnica de Cataluña, Pedja Savovic, ex jugador de la NBA y directivo del club Bilbo Basket con dos posgrados de la Universidad de Deusto en su haber, son solo un par de ejemplos de lo que me encontré en este curso organizado en Vitoria, cuna del baloncesto español, por Igor Crespo un representante de jugadores con dos carreras técnicas una de ellas en la Universidad de Minnesota. En Europa no es fácil encontrar deportistas con formación superior, el mundo del deporte tiene una asignatura pendiente al haber sido incapaz de lanzar ligas universitarias, al estilo de las norteamericanas, que garantizan que los deportistas de élite dispongan de una capacitación que les será muy útil para su futuro y evitaría los macabros casos de ex jugadores convertidos en “juguetes rotos” y que todos los años nos encontramos en las noticias.

Mi sesión era sobre la nueva forma de comunicarse de los millennials pero, sin duda, era la menos apasionante de las que tuve la suerte de asistir. Un concierto de guitarra trufado de consejos del propio músico, la historia de un gimnasta olímpico convertido en artista del Cirque du Soleil con espectáculo incluido, un torero hablando del control del miedo  o el director de El Mundo del País Vasco dando las claves de la gestión de información, ponen al lector en la pista de lo multidisciplinar de las materias que los jugadores y entrenadores de baloncesto disfrutaron esos días de finales de julio en la capital alavesa.

Sergio Olmos es un joven pívot alicantino de 2.13 metros de altura graduado en matemáticas por la universidad de Temple en Philadelphia, Estados Unidos. Claudia Calvelo asturiana de 23 años, también es pívot con su 192 cm de altura pero juega en la liga alemana. Los dos participaron  en el curso, son novios, jugadores de baloncesto pero muchas más cosas, además. Son la nueva camada de jóvenes que están ya empujando a los millennials. Se les ha bautizado como la generación Z, los que siguen a la generación Y, también llamada del milenio o millennials. ‎Los primeros miembros de esta Generación Z,  los nacidos entre 1994 y 2009, comienzan a salir de las universidades, a incorporarse al mundo laboral y a reclamar su sitio en el mundo. Se trata de la primera generación de verdaderos nativos digitales, nacida ya con internet presente en los hogares del mundo desarrollado y que ha crecido en estos años de crisis económica global. Entre sus principales rasgos destaca su omnipresente uso de las TIC en toda relación social, laboral o cultural; su creatividad y adaptabilidad a nuevos entornos laborales, su desconfianza en el sistema educativo tradicional, que da paso a nuevos modos de aprendizajes centrados en lo vocacional y en las experiencias, y su respeto a otras opiniones y formas de vida humanas. Y, como gran diferencia en el comportamiento  frente a generaciones anteriores, está su modo de procesar la información recibida: sin jerarquías ni principios de autoridad, reciben cantidades ingentes de información para procesar, dan el mismo valor a todas las opiniones y las almacenan mentalmente de forma muy distinta a sus antecesores.
                                               
Sergio Olmos se presentó públicamente en el curso como el matemático más alto del mundo y también podría haber dicho que es el único matemático que es profesional del baloncesto español o como un matemático  con una novia que toca la gaita… Son la generación que viene, los Z: irreverentes, multidisciplinares, globales, que saben que tendrán que estar aprendiendo toda la vida. ‎

Sin embargo, están llamados a desarrollar un nuevo modelo de innovación. Ya no basta con "pensar fuera de la caja", porque la caja -el volumen de conocimiento humano- se ha desbordado, está llena de informaciones confusas o erróneas y está cada vez más desordenada. Frente a eso, los chicos y chicas de la generación Z se preparan para construir su propia caja, desde su propia experiencia educativa y personal, y las ideas innovadoras surgirán del singular modo en que combinarán información procedente de fuentes de lo más diverso.

Iñaki Ortega es profesor de la Universidad de Deusto y director del programa de liderazgo en innovación deportiva (PLID) de Deusto Business School.

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