(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 minutos el 7 de julio de 2025)
De hecho, durante todo el fin de semana hemos visto como el congreso del PP emitía un mensaje hipnótico de moderación y preparación para gobernar, al mismo tiempo que la inmensa mayoría de partidos del Congreso le daba la espalda a una supuesta moción de censura para sacar a Pedro Sánchez del Gobierno. Y, oh casualidad, la reunión del Comité Federal del PSOE lanzaba casi simultánemante otro mensaje hipnótico a sus votantes de tranquilidad y de lucha frente a la corrupción en su partido. Da igual que al mismo tiempo un destacado dirigente del PSOE y del Gobierno haya tenido que dimitir por supuesto acoso o que el más alto cargo ejecutivo de ese órgano -hasta hace un puñado de días- ahora esté en la cárcel.
Una hipnosis promovida desde la política para cambiar la conciencia de los españoles y, por supuesto, conseguir los votos suficientes para gobernar. Y es que al mismo tiempo que todas las noticias y los recursos se dedicaban a expandir esos dos mensajes políticos, los problemas reales siguen ahí. Los informativos abrían con Sánchez y Feijóo, pero miles de autónomos no podían descansar pensando en la liquidación del IVA, en el pago del primer pago de la renta o en el cliente que le paga siempre con retraso. Las redes sociales ardían con los mensajes de los dos líderes y un joven matrimonio consumía las horas ora en una plataforma de búsqueda de pisos para poder dar un hogar a la familia que quieren crear ora en los portales de empleo para pluriemplearse.
La sobremesa del domingo la protagonizaba el cuñado que sabe más de corrupción que los jueces y al mismo tiempo millones de cincuentones españoles se desesperan porque otra empresa rechaza su currículo solo porque peinan canas. Las conversaciones de la máquina del café hoy versan sobre lo soberbio que es este político y lo melifluo que es este otro y mientras tanto un ejército físico o virtual avanza hacia aquí para poner en cuestión nuestra forma de vida. La polarización -que parece que hasta disfrutamos- ha tomado nuestras mentes (y nuestro ocio) y al mismo tiempo miles de paisanos se mentalizan para un verano de colas en estaciones.
Esa hipnosis de explica este libro es tan potente que ni nos damos cuenta de que la padecemos. Y prueba de ello es que el autor del libro engañó durante meses a todo el mundo porque no era asiático sino un italiano que usó la inteligencia artificial (IA) para hacer el primer libro falso de esta nueva época de la IA que nos ha tocado vivir. Por eso, me atrevo a recomendar que al mismo tiempo que nos ponemos al día de todo lo que pasa en la política (o en la empresa) no nos olvidemos, por favor, de lo realmente importante, no vaya a ser que caigamos hipnotizados.
Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC