lunes, 7 de julio de 2025

Hipnocracia

(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 minutos el 7 de julio de 2025)

Siempre hay alguien, generalmente muy leído, que te habla de un libro de un autor inopinado. Si además el escritor es de un país, llamémosle exótico, la recomendación de la lectura es mucho más chic. Hace un tiempo escuché que un autor de Hong Kong estaba arrasando con su libro de título Hipnocracia. La tesis del mismo podría aplicarse perfectamente a lo acontecido este pasado sábado en España. Jianwei  Xun defiende que vivimos en una dictadura digital en la que los algoritmos modulan nuestra conciencia social. Es decir que padecemos una hipnosis colectiva. Vivimos hipnotizados por realidades paralelas que nos impiden ver la realidad.

De hecho, durante todo el fin de semana hemos visto como el congreso del PP emitía un mensaje hipnótico de moderación y preparación para gobernar, al mismo tiempo que la inmensa mayoría de partidos del Congreso le daba la espalda a una supuesta moción de censura para sacar a Pedro Sánchez del Gobierno. Y, oh casualidad, la reunión del Comité Federal del PSOE lanzaba casi simultánemante otro mensaje hipnótico a sus votantes de tranquilidad y de lucha frente a la corrupción en su partido. Da igual que al mismo tiempo un destacado dirigente del PSOE y del Gobierno haya tenido que dimitir por supuesto acoso o que el más alto cargo ejecutivo de ese órgano -hasta hace un puñado de días- ahora esté en la cárcel.

Una hipnosis promovida desde la política para cambiar la conciencia de los españoles y, por supuesto, conseguir los votos suficientes para gobernar. Y es que al mismo tiempo que todas las noticias y los recursos se dedicaban a expandir esos dos mensajes políticos, los problemas reales siguen ahí. Los informativos abrían con Sánchez y Feijóo, pero miles de autónomos no podían descansar pensando en la liquidación del IVA, en el pago del primer pago de la renta o en el cliente que le paga siempre con retraso. Las redes sociales ardían con los mensajes de los dos líderes y un joven matrimonio consumía las horas ora en una plataforma de búsqueda de pisos para poder dar un hogar a la familia que quieren crear ora en los portales de empleo para pluriemplearse. 

La sobremesa del domingo la protagonizaba el cuñado que sabe más de corrupción que los jueces y al mismo tiempo millones de cincuentones españoles se desesperan porque otra empresa rechaza su currículo solo porque peinan canas. Las conversaciones de la máquina del café hoy versan sobre lo soberbio que es este político y lo melifluo que es este otro y mientras tanto un ejército físico o virtual avanza hacia aquí para poner en cuestión nuestra forma de vida. La polarización -que parece que hasta disfrutamos- ha tomado nuestras mentes (y nuestro ocio) y al mismo tiempo miles de paisanos se mentalizan para un verano de colas en estaciones.

Esa hipnosis de explica este libro es tan potente que ni nos damos cuenta de que la padecemos. Y prueba de ello es que el autor del libro engañó durante meses a todo el mundo porque no era asiático sino un italiano que usó la inteligencia artificial (IA) para hacer el primer libro falso de esta nueva época de la IA que nos ha tocado vivir. Por eso, me atrevo a recomendar que al mismo tiempo que nos ponemos al día de todo lo que pasa en la política (o en la empresa) no nos olvidemos, por favor, de lo realmente importante, no vaya a ser que caigamos hipnotizados.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

domingo, 6 de julio de 2025

Efecto cocodrilo: la web ha muerto, viva la IA

 (este artículo se publicó originalmente en El Periódico de Cataluña el día 6 de julio de 2025)

Quizás no nos hemos dado cuenta, pero ya no buscamos información en Internet, ahora preguntamos directamente por lo que necesitamos y recibimos respuestas personalizadas. Y es que el Internet que conocíamos -basado en un buscador que te dirigía a una web y que tenía como principal indicador de éxito el número de clics- está siendo reemplazado por un nuevo modelo en el que las decisiones se toman influenciadas por las herramientas conversacionales basadas en la inteligencia artificial (IA) generativa. Preguntamos por multitud de cuestiones a esas nuevas aplicaciones bien sean ChatGPT, Gemini o Copilot, ellas analizan la información disponible, después buscan el consenso dentro de esa información (es decir, lo que se ha repetido más veces) y finalmente sintetizan para responder a la duda formulada que puede ser, por ejemplo, recomendar una opción de compra. Todo ello sin necesidad de visitar ninguna web.

Hoy en día ya más del 35% de las búsquedas son resueltas directamente por estas aplicaciones de IA. Sin darnos cuenta la IA ha “secuestrado” los buscadores y el primer resultado de una búsqueda en internet no responde al motor de los Googles o Bings de turno sino a la IA. Usted mismo puede comprobarlo porque los buscadores, eso les honra, avisan de que la respuesta proviene de la IA, con un recuadro en el que aparece la contestación. Este porcentaje se disparará con el despliegue de la competencia de ChatGPT, al mismo tiempo que caerá el tráfico de los buscadores tradicionales que serán sustituidos -lo están siendo ya- por estas aplicaciones conversacionales o incluso por redes sociales como Tik Tok. Hoy ya más de la mitad de los españoles utiliza la IA en sus procesos de compra, pero si hablamos de menores de 30 años el porcentaje sube al 70.

La visibilidad y el recuerdo, por tanto, de las empresas dependerá de si son citadas por la IA o bien ignoradas por ella. Exactamente igual ocurrirá con las personas o hasta con las ideas políticas. Antes decidía el SEO (search engineering optimization) o lo que es lo mismo, el algoritmo del buscador, si éramos visibles o no; ahora es la IA quien decide qué empresas son las mejores, incluso qué profesionales serán los más recomendable o qué ideología es la mejor para ser votada.

Me permitirá el lector que a la luz del reciente informe que he leído con el título de “El consumidor impulsado por la IA” me centre en este artículo en las consecuencias para las empresas y las marcas de este cambio de paradigma en internet. Dejo para otra reflexión cómo la calidad de los futuros gobiernos estará condicionada también por la imparable llegada de la IA a nuestra navegación en internet.

Las webs comerciales de las empresas están muriendo porque cada vez tienen menos tráfico por este fenómeno recién descrito y que ha sido bautizado como efecto cocodrilo. Ahora imagine la boca de un cocodrilo abriéndose: la mandíbula superior sube y la inferior baja. Gracias a la IA en los buscadores aumentan las impresiones, es decir el contenido de una empresa aparece más en los resultados de internet (mandíbula superior) pero al mismo tiempo las visitas reales a las webs se desploman (mandíbula inferior) porque nadie ha de recurrir a los espacios web porque la IA responde en los buscadores sin necesidad de clics. Este efecto cocodrilo se resume en la paradoja de que gracias a la IA usaremos mucho más internet pero apenas habrá visitas a las webs clásicas. Dependeremos de si la IA nos trata bien o no. O lo que es lo mismo: la web ha muerto, viva la IA.

En este nuevo escenario, la IA se convierte en el agente clave para cualquier marca comercial. Es el principal canal que informa, influye y, en muchos casos, decide sobre las compras. Las respuestas que dan los modelos generativos no saldrán ya de la web de la empresa, sino de lo que la IA ha aprendido sobre ese producto concreto. Por ello si las marcas no definen su identidad en este nuevo paradigma, la IA lo hará por ellas. Y si desde las empresas no se entrena a la IA con los datos adecuados o incorporan la IA a sus webs, quedarán fuera sus bienes y servicios del catálogo de opciones del consumidor.

La IA no es el futuro y pobre del que piense lo contrario y crea que dispone de margen para ponerse al día; es ya el medio a través del cual el público descubre productos, compara opciones y toma decisiones. La IA generativa moldea nuestro comportamiento como agentes económicos y ya es parte de nuestro día a día, aunque muchos directivos no se hayan dado cuenta aún.

Esto no ha hecho más que empezar. El estudio citado demuestra que ya los jóvenes confían más en la IA que en los influencers y que el 90% de los españoles cambiaremos en poco tiempo nuestra forma de buscar información. Esto supone un cambio de paradigma y las marcas que no sepan adaptarse a esta nueva manera de relacionarse a través de la IA y sus nuevas reglas, verán cómo sus interacciones disminuyen y su posicionamiento e identidad de marca se diluye.

Por favor que nadie se tome estos datos como una fotografía o un diagnóstico, es mucho más, es un obligado mapa de acción para lo que viene en el que los directivos especializados en tecnología tendrán que trabajar de la mano de los que saben del comportamiento del consumidor.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

viernes, 4 de julio de 2025

El duende del flamenco (y de la economía)

(este artículo se publicó originalmente en el periódico económico La Información el día 1 de julio de 2025)

Dicen que el genial poeta Federico García Lorca definió el duende del flamenco como un poder misterioso que tienen solo algunos artistas, una especie de fuerza vital que les conecta con el público, generando una emoción profunda y auténtica. El duende, según Lorca, no es disponer de una técnica o una habilidad especial, sino de disfrutar de una conexión casi sobrenatural que emana del interior. No soy nadie y menos siendo de Bilbao para poner en cuestión al autor granadino sus opiniones sobre el arte jondo. Pero escuché -estos días de tantos premios en Madrid- a un galardonado que citó a Paco de Lucía con esta frase que no puedo olvidar: "Llevo desde los seis años practicando 16 horas al día con la guitarra y en mi tierra a eso le llaman duende".

Rápidamente me vino a la cabeza las numerosas declaraciones de estos meses de la vicepresidente del gobierno Yolanda Diaz en las que para justificar su propuesta de reducción de jornada ha argumentado que desde su partido "queremos que la gente trabaje menos para vivir mejor". No sé si hubiera vivido mejor o peor Paco de Lucía ensayando menos horas, pero lo que sí sé es que sin ese esfuerzo jamás hubiéramos disfrutado de su arte.

Los economistas llevamos siglos intentando medir qué significa vivir mejor, como pretende Yolanda Diaz con su polémica propuesta de las 37, 5 horas semanales. De las clásicas magnitudes de la contabilidad nacional como el PIB, es decir lo que produce un país, se evolucionó al PIB per cápita o al índice de Gini para ver cómo la riqueza se reparte entre la población. También indicadores sintéticos ex novo fueron promovidos como el IDH, sin gran éxito.

En los últimos tiempos el consenso tiene que ver con la vinculación de la competitividad y la productividad. El profesor español en el IMD suizo -Arturo Bris- habla de la buena vida en la que incluye la calidad institucional, como el principal indicador para la movilidad del talento internacional. Dicho de otra manera, los países más competitivos lo son porque tienen en su seno la mejor fuerza de trabajo. Una suerte de círculo virtuoso que hace mejores, si cabe, a los países más competitivos, ya que la llegada de esas personas talentosas hace que prospere esa nación y provoque que vengan más en el futuro. Suiza, Suecia o Alemania se sitúan en las primeras posiciones. Ser competitivo no solo supone ofrecer bienes y servicios mejores que el resto de los países, sino hacerlo provocando una mejora del bienestar patrio.

Algo parecido sucede con la productividad, es decir la capacidad de hacer más con menos, que parece que es lo que pretende Yolanda Diaz. Las clasificaciones globales llevan a situar en la cabeza a territorios como Irlanda y de nuevo Suecia o Alemania. El profesor Bris en sus clases cruza en un gráfico la posición de los países en las clasificaciones de competitividad y productividad para concluir que la correlación de ambos vectores es lo que determina la prosperidad. Suecia y Alemania se encuentran en esos cruces buenos. En ambos países, por ejemplo, las carreras laborales son más largas que en España, medida por la duración media de la vida activa que elabora Eurostat. O lo que es lo mismo los suecos trabajan ocho años más que los españoles y los alemanes cinco más. Le guste o no a la Vicepresidenta, así es.

No hay por tanto casualidades, ni nada sobrenatural en el bienestar de esos países. Hay duende. Pero no el duende de Lorca sino el de Paco de Lucía. Mejor "mucho" que "poco". Mucho esfuerzo por innovar, muchas horas de estudio, mucha dedicación a ser el mejor en tu producto, mucho sacrificio para dejar tu casa y aprender fuera, mucha vigilancia del gasto público, mucho rigor en las finanzas, mucha persecución al corrupto y mucho premio al excelente. La propuesta de reducir la jornada laboral para “vivir mejor” va en el sentido contrario de la experiencia de los países más dinámicos del mundo y promueve una mentalidad hedonista, del "poco", muy alejada del arraigado sentido del deber y de la responsabilidad que tienen los territorios más prósperos del planeta y por lo que parece también los mayores genios del flamenco.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

martes, 24 de junio de 2025

Hola doctora IA, adios doctor Google

(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 minutos el día 24 de junio de 2025)

Leo que el 80% de los consumidores españoles utiliza la inteligencia artificial (IA) para cuestiones vinculadas a la salud. Eso significa que los que estáis leyendo este artículo con alta probabilidad habéis consultado a la IA –conforme especifica ese estudio– en asuntos como los usos de un medicamento, la interpretación de determinados síntomas corporales, así como recomendaciones para el mejor ejercicio físico o la dieta ideal para adelgazar.

No parece algo llamativo porque desde la irrupción de internet los buscadores acaparaban consultas de todo tipo en materia de salud. Si buscamos el mejor hotel, por qué no el mejor médico. De hecho, los científicos de datos digitales eran capaces de predecir la llegada de una cepa de la gripe a una geografía en función del número de consultas que se hacían en Google sobre cómo atajar los síntomas de esa afección. A mayor número de entradas en el buscador con esas dudas, mayor probabilidad de un brote de gripe con alta prevalencia.

Los tiempos en los que leíamos un manual de medicina o incluso los prospectos de los medicamentos pasaron a la historia hace tiempo. También es un recuerdo de nuestros padres y abuelos visitar al médico con rapidez cuando nos encontramos mal. Por supuesto que hay gente que todavía únicamente confía en los facultativos y las urgencias en fin de semana siguen colapsadas, pero hoy la mayoría nos hemos contagiado de la inmediatez del momento y no estamos dispuestos a esperar semanas para una consulta médica o una interminable cola si hay otras vías para encontrar respuesta a nuestras cuitas de salud.


La salud digital ha avanzado de una manera espectacular en los últimos años y hoy es posible desde las consultas telemáticas a las recetas electrónicas. Además, se están probando con éxito dispositivos que miden en remoto el pulso, la presión arterial, la saturación de oxígeno en sangre o la capacidad pulmonar. Pero somos impacientes. El avance de la tecnología en materias como el comercio electrónico nos ha impregnado de la necesidad de disponer de respuestas inmediatas a nuestras necesidades. Amazon y luego todas las grandes marcas nos han educado en tener las compras en casa en apenas unas horas. Los bancos han ayudado a este cambio de mentalidad con los pagos al instante, Bizum es la mejor expresión de lo anterior. Y la salud, que es lo más importante para la mayoría de los ciudadanos, no podía ser la excepción.

La novedad ahora es que en apenas unos meses hemos pasado de confiar en el doctor Google que nos buscaba las páginas web donde consultar nuestras preocupaciones en materia de salud a charlar con una aplicación de IA. Confiábamos en los buscadores clásicos porque nos permitían obtener respuestas sobre enfermedades tras leer sitios web de institutos médicos u hospitales. Ahora simplemente confiamos en la doctora IA, sin leer nada ni saber las fuentes que utiliza o cómo ha conseguido la información, simple y llanamente la damos por válida.

Esta doctora IA nos recomienda un ayuno intermitente, una rutina de ejercicio o un tratamiento para la diabetes cuando no el mejor médico u hospital para curarse. Sin duda, la nueva doctora nos puede ayudar a mejorar la salud, pero antes de abrazarnos a ella deberíamos pedir a los doctores de siempre y a las empresas e instituciones de la salud que no minusvaloren la IA y entren en ese campo por nuestro bien. Con ellos dentro, todo será mejor.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

sábado, 21 de junio de 2025

No existían

 (este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos con motivo de sus 25 aniversario el día 19 de junio de 2025)


Parece mentira, pero hace 25 años no se sabía qué era eso de la generación Z y apenas habían nacido ninguno de los que hoy marcan las tendencias en todo el planeta.

Cuando apareció el primer ejemplar de 20minutos, el mundo estaba dominado por las generaciones que se habían educado en la EGB, con la televisión y la calle o el patio del colegio como inspiradores. En ese momento en el que se repartía el primer número de este diario, en alguna calle de una ciudad española, estaban naciendo esos jóvenes que hoy influyen -como ninguna otra generación antes- en lo que pasa en la política, en la economía y en la sociedad. Se educaron con internet, se socializaron con internet y ahora se expresan y aspiran a trabajar, solo con internet.

Son nativos digitales porque vieron la luz al mismo tiempo que los primeros portales que te ayudaban con los deberes escolares; crecieron con las redes sociales (ya muy polarizadas) y con la irrupción de los programas accesibles de inteligencia artificial. Por eso entienden tan bien este momento marcado por la tecnología y todas las empresas los quieren en sus plantillas.

No habían nacido en el año 2000 y no nos podíamos imaginar que en 25 años ellos decidirían dónde trabajar y cómo hacerlo, pero es la realidad. Y si no pregunten a cualquiera que entreviste para un puesto de trabajo a un joven hoy en día: ellos mandan.

Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

miércoles, 11 de junio de 2025

Resentidos

 (este artículo se publicó originalmente el día 9 de junio de 2025 en el diario 20 Minutos)

Así estamos. Resentidos. Lo ha dicho el ministro Óscar Puente para calificar a Eduardo Madina por atreverse a criticar la deriva del socialismo español. Y, aunque parezca mentira, una mayoría nos sentimos tan resentidos como Madina. Tengo el orgullo de conocer a Eduardo desde hace tres décadas. La primera vez que le vi ambos no superábamos los 20 años y Madina defendía con pasión las siglas del PSOE en el País Vasco. Era un joven estudiante en una época en la que militar en un partido no nacionalista en esa parte de España te costaba la vida. Sus compañeros socialistas vascos, Fernando Buesa en el año 2000 o Enrique Casas en 1984, fueron asesinados en Vitoria y San Sebastián por ello. Eduardo se salvó de milagro en 2002 de una bomba terrorista en los bajos de su coche en la margen izquierda de Bilbao, pero, aunque su cuerpo quedó mutilado, sus ideas salieron de ese atentado más fuertes.

Lo recuerdo perfectamente. Salió del hospital y no cambió un ápice sus palabras sabiendo la desgracia que le habían supuesto. Y siguió. Vaya que siguió. De las juventudes socialistas al Congreso de los Diputados y de ahí a disputar con coraje y por dos veces a Pedro Sánchez la secretaría general del PSOE. Valentía y coherencia. Tras su segunda derrota en 2017 emprendió una trayectoria profesional fuera de la política que no le ha impedido seguir participando activamente en el debate social del país con la misma convicción y honestidad.

Digo que nos sentimos resentidos -como ha dicho el ministro- porque para una mayoría de españoles que vivió con dolor los años de terrorismo las palabras de Puente son como volver a sentir esa misma desazón. Sí, estamos resentidos como reza la etimología de la palabra: sentimos de nuevo -con ese infame ataque a una víctima del terrorismo- algo parecido a cuando ETA mataba y los que les apoyaban encima vilipendiaban al asesinado una vez muerto. Por encima de las siglas políticas, los españoles, da igual de qué partido fueran, sintieron el asesinato de Miguel Ángel Blanco en 1997 como el de un hermano o el de Fernando Múgica en 1996 como el de un padre. Unidos frente a la tragedia, miembros de un país por encima de las legítimas diferencias políticas.

¿Qué ha pasado en esta tierra para llegar al extremo en el que un miembro del Gobierno tache de resentido a una persona a la que se le debe tanto y cuya hoja de servicios a la democracia es excepcional? Es difícil encontrar a alguien que hable mal de Eduardo Madina, en su partido o en el de enfrente; en su empresa o en la de la competencia; de sus mismas ideas o de las contrarias. Y sé muy bien de lo que hablo porque en estos años he estado muchas veces en la otra orilla de Eduardo. Y jamás dudé ni conocí a una persona que dudara de su honradez intelectual.

Ahora que solo nos ocupa el penúltimo escándalo, toca recordar que Eduardo Madina representa lo mejor de este país, lo mejor de nuestra historia reciente y lo que tanto echamos de menos en este preciso cuarto de hora: concordia, decencia y altruismo.


Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC

sábado, 31 de mayo de 2025

La brecha de género también afecta a las mujeres trabajadoras mayores de 55 años

(este artículo se publicó originalmente en la revista académica The Conversation  el 27 mayo de 2025)




Las diferencias entre hombres y mujeres han sido objeto habitual de análisis de todo tipo: desde sociales a educativos pasando siempre por los laborales. Sin embargo, el cruce de edad y género no había tenido la misma consideración en España. El centro de investigación Ageingnomics de la Fundación Mapfre ha publicado el IV Mapa de Talento Senior, que mide la presencia de las mujeres mayores de 55 años en el mercado laboral español.

Los resultados del estudio no son alentadores. Muestran las cinco brechas que perjudican a las mujeres séniores frente a los hombres de su misma franja de edad:



1.Trabajan menos.

2.Tienen menores salarios.

3.Sufren mayores tasas de desempleo.

4.Ocupan menos puestos directivos.

5. Hay menos mujeres emprendedoras mayores de 55 años.

Todos estos factores generan, por ejemplo, un impacto directo en sus pensiones. Al tener menores bases de cotización, las mujeres cuando se jubilan reciben pensiones más bajas que las de los hombres.Al revisar las cinco brechas ya nombradas se entiende mejor cómo es la discriminación laboral contra las mujeres en el colectivo de los séniores.

En lo referente al empleo, si usamos como indicador la tasa de actividad –es decir el porcentaje de mujeres que trabajan–, el análisis del grupo de edad de 55 a 69 años muestra que la tasa de trabajo por cuenta ajena de las mujeres es inferior en casi 10 puntos a la de los hombres. Usando la tasa de desempleo, vemos que el paro femenino sénior es cinco veces mayor que el de los hombres.

También el trabajo por cuenta propia está más extendido entre ellos que entre ellas. Hay solo 365 000 mujeres autónomas frente a 673 000 hombres trabajando por cuenta propia. Esta diferencia se mantiene en todos los grupos de edad de la población sénior, pero la brecha crece conforme avanzan los años de vida laboral y se acerca la edad legal de jubilación.

La brecha salarial de género se ha ido acortando entre menores de 44 años. Pero a partir de esa edad va creciendo, hasta llegar a un 27 % entre los séniores mayores de 65.

Por último, es especialmente significativa la diferencia que existe en la categoría de directores y gerentes a partir de los 55 años. No son muchos porque, lógicamente, los puestos de la alta dirección son reducidos (239 800), pero hay dos veces y media más hombres (172 900) que mujeres (66 900) en esta categoría, cuando encontramos mucha más población femenina que masculina a partir de los 55 años.

Las mujeres séniores trabajan menos y reciben menores salarios que los hombres de las mismas edades a pesar de que, de media, son más y vivirán más años. Esas, sumadas a otras lagunas de cotización que sufren las trabajadoras durante su trayectoria laboral –derivadas de la maternidad o de los cuidados de familiares, cuando no de la informalidad de sus empleos–, son causas determinantes de la brecha de género en pensiones.

Una menor pensión de jubilación reduce la capacidad de las mujeres de acceder a los cuidados necesarios en la edad avanzada, limita su capacidad de consumo y repercute en la capacidad de crecimiento del PIB nacional.

No obstante, también detectamos algunos datos para la esperanza. Por ejemplo, hay más mujeres funcionarias mayores de 55 que hombres (27 y 17 % respectivamente). Y aunque hay menos mujeres que hombres entre la población sénior trabajadora, su nivel de cualificación es algo mejor: más de un 40 % de las séniores ocupadas poseen un título universitario, un factor que facilita el trabajo y reduce los riesgos del desempleo.

Además, las tasas de crecimiento de la población activa sénior femenina son mayores que las de los varones: entre 2008 y 2022, la de ellos fue de un 60 %, mientras que la de ellas alcanzó el 150 %, lo que reduce la brecha de género en ese sector del mercado laboral. En 2023 había unos 5 millones de trabajadores, de los que un 53 % eran hombres y el 47 % restante, mujeres. Adicionalmente, la ratio de emprendedoras también crece. Todo esto apunta a que disminuyen las brechas y habrá mejores oportunidades para las futuras mujeres trabajadoras séniores.


Iñaki Ortega es doctor en economía en UNIR y LLYC