miércoles, 26 de enero de 2022

La Gran Renuncia

(este artículo se publicó originalmente el periódico 20 Minutos el día 24 de enero de 2022)


En Estados Unidos solo se habla de esto. Lo mismo políticos que empresarios y por supuesto la mayoría de los mortales que dependen de una nómina. Todos tienen en la boca "La Gran Renuncia" que recuerda a otras expresiones que solo escucharlas ponen los pelos de punta como “La Gran Depresión”. Por alguna razón, de repente, más de 40 millones de personas han decidido dejar voluntariamente su trabajo.  Las estadísticas oficiales de empleo en Estados Unidos desde hace casi un año muestran que cada mes más de cuatro millones de trabajadores renuncian a sus puestos de trabajo. Por poner en escala los datos, es que como si todos los trabajadores de España e Italia -de la noche a la mañana- presentarán su dimisión, lo mismo abogados que profesores, dependientes de supermercados o cuidadores. Un caos.

Y lo que es más grave es que no hay razones para creer que las cifras mejorarán durante 2022. A la vista de estudios como el de Gallup que revela que la mitad de los trabajadores están buscando activamente hacer un cambio, mientras que otra investigación de McKinsey sitúa la cifra por encima aún, en un 58 %. Pero lo más increíble es que, al parecer, uno de cada tres de trabajadores estadounidenses que han dejado su trabajo no tenían otro donde ir.

Un mercado laboral como el americano que goza de pleno empleo hace que 10 millones de puestos de trabajo no se cubran por falta de ofertas, lo que puede explicar esa tranquilidad con la que se renuncia a un empleo. No obstante, conviene conocer algunas otras razones de este súbito fenómeno que sí pueden aplicar en nuestro país.

La pandemia ha cambiado las prioridades de la gente. La mayor parte de nuestra vida adulta la vamos a pasar trabajando, las carreras laborales serán de más de 45 años ya que empezaremos a trabajar con poco más de 20 años y estaremos activos hasta el entorno de los 70. Por eso, no queremos morir diariamente en un atasco, soportar jefes mediocres, compañeros indolentes o estar condenados a no ascender. Tampoco instituciones que dicen unas cosas, pero realmente actúan de otro modo. Meses de confinamiento y miedo a morir han llevado -según el profesor Anthony Klotz que ha acuñado el término que titula este artículo- a darnos cuenta de lo importante. Quiero atender a mis hijos; trabajar, pero no por ello ser un infeliz; sentir que en mi compañía valoran mi trabajo y no solo mi presencialidad.

Ahora piensa en tu vida y aunque estés en España, cambiar para mejorar está en tu mano. La losa del alto desempleo de nuestro mercado laboral no puede pararte. La esperanza es que junto a “La Gran Renuncia” cada vez más analistas hablan de “El Gran Despertar” de los trabajadores que quieren mejorar y ahí la clave sigue siendo la misma de hace siete siglos: la educación. Reciclarte, formarte, cualificarte y volver a estudiar es el pasaporte para encontrar la felicidad en un nuevo trabajo. Millones de personas en Estados Unidos, en su gran mayoría entre los 30 y los 50 años lo están haciendo ya y seguro que no son tan diferentes a ti.

Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)

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