lunes, 19 de junio de 2017

Un cuento chino


(este artículo fue publicado originalmente el día 8 de junio de 2017 en el blog de socios e inversores)


En castellano se usa la expresión “cuento chino” para referirse a un engaño sofisticado. Al parecer se acuñó, irónicamente, por los coetáneos de Marco Polo a raíz  de las narraciones orales que se difundieron después de los viajes de este mítico explorador. El mercader veneciano fue de los primeros en explorar la llamada ruta de la seda y contar la experiencia de sus viajes por el extremo oriente a través de “El  libro de las Maravillas”. Además de ser un detallado manual para comerciantes, la obra narra todos los descubrimientos que hizo el aventurero veneciano en sus viajes por China, India o Japón. Las descripciones que aparecen sobre animales raros, especias de sabores extraños, etnias desconocidas y un descomunal palacio de oro y plata hicieron que esa narración resultara poco creíble, de ahí que se catalogaran muchos de estos pasajes como un cuento chino para restarle toda credibilidad. La expresión, acuñada en el siglo XIII ha llegado hasta nuestros días.
De hecho son muchos los que piensan que emprender dentro de una gran corporación es un cuento chino. Para un grupo de profesores, entre los que me encuentro, es un cuento, y dejamos que sea el lector el que lo juzgue como chino o no. “El elefante y la gacela aprenden a bailar sin pisarse” es un cuento de animales africanos que no existía hasta hace unos meses, pero ha servido para ilustrar el informe que tres universidades españolas hemos realizado por encargo del Centro Internacional Santander Emprendedores y Santander Universidades, sobre el estado del emprendimiento corporativo en España. Aunque por su novedad no hay consenso siquiera sobre el término, el emprendimiento corporativo es el conjunto de iniciativas que desarrollan las organizaciones para crear valor y mejorar su capacidad competitiva, bien mediante el impulso de actividades emprendedoras de origen interno (intraemprendimiento), bien mediante la incorporación de conocimiento externo, por ejemplo startups, susceptible de sinergias internas y nuevas oportunidades de negocio (innovación abierta). Un nuevo concepto que sin embargo está siendo ya usado por la mayoría de las grandes empresas con sede en España como lo demuestra las 43 corporaciones que reconocen que utilizan el emprendimiento corporativo y facturan en conjunto el equivalente al 21% PIB español, representando más del 53% de la capitalización del IBEX 35.
“Un joven elefante que vivía en la sabana observaba diariamente con admiración la agilidad con la que la ligera gacela sorteaba obstáculos e incluso ataques de los temidos leones.  Los acrobáticos saltos de la gacela se le asemejaban a los pasos de un baile de salón amenizado por los acordes de Chopin. El paquidermo decidió dedicar  varias semanas a practicar giros y pasos de baile hasta que una mañana le propuso ansiosamente al antílope bailar juntos. La gacela dudó porque los cinco mil kilos de su amigo  frente a sus solo cincuenta eran demasiada diferencia pero por un momento le vino a la cabeza la escena de ambos bailando y en el primer giro de la danza, la pata del elefante se posaría, por error pero con toda la fuerza de sus cinco toneladas de peso, en su frágil columna que haría que muriese aplastada en el acto. Por eso la gacela convenció al elefante para que aprendiese a bailar poco a poco, eso sí,  sin arrimarse para evitar hacerse daño. Al cabo de meses de ensayos un día ambos anímales convocaron a todos su amigos y deleitaron a toda la sabana bailando armónicamente, sin que la débil pero astuta gacela sufriese daño alguno”
Las metáforas con el mundo animal en la literatura económica no son nuevas: los tigres asiáticos a principios de este siglo para referirse a las entonces emergentes potencias asiáticas de Corea, Singapur, Taiwán y Hong-Kong; los PIGS, acrónimo acuñado por medios anglosajones para referirse peyorativamente a los países mediterráneos acuciados hace unos años por problemas de déficit y balanza de pagos, son solo algunos ejemplos. En el campo del emprendimiento, en el año 1979, el profesor del MIT David Birch sorprendió al mundo con su informe “Job generation process”, al atreverse a poner en entredicho el paradigma dominante a favor de la gran empresa.  Birch demostró que las nuevas y pequeñas unidades empresariales generaban en Estados Unidos la mayor parte del empleo neto y explicó estas dinámicas de creación y destrucción de puestos de trabajo, utilizando para ello analogías zoológicas que aunque han pasado décadas siguen hoy muy vigentes. Los elefantes vienen a corresponderse con compañías bien asentadas, que cuentan con un tamaño que les procura seguridad y capacidad para conseguir ingentes recursos, aunque se ven lastradas por pesados organigramas y procedimientos. Las gacelas, por el contrario, son empresas muy pequeñas, jóvenes y vulnerables, pero gozan de una agilidad a la hora de innovar que les permite dar grandes saltos y alcanzar velocidades impensables para el elefante. Por último, ya en nuestros días, los unicornios se han traído de la mitología al mundo de la inversión, para definir las nuevas empresas que tienen una valoración de 1000 millones de dólares. Linkedin, Uber o Airnbn son ejemplos de esos unicornios tan deseados por los fondos de inversión.
También las moralejas de los cuentos han estado presentes en la doctrina económica y tras dos años de estudio el informe sobre emprendimiento corporativo que he tenido el honor de coordinar y que ha llevado precisamente por subtítulo “elefantes y gacelas bailan sin pisarse” ha dado lugar a cuatro enseñanzas. La primera es que este  fenómeno ha pasado en unos pocos años de ser una realidad desconocida en las grandes empresas a convertirse en uno de los ámbitos de actuación más recurrentes en cualquier plan estratégico. Las organizaciones ven en el emprendimiento corporativo una vía para adoptar los exitosos modelos de innovación disruptiva de las startups, ya sea tendiendo puentes de colaboración con estas mediante fórmulas de innovación abierta o promoviendo el espíritu emprendedor de sus propios trabajadores.  En segundo lugar y gracias al contraste entre dos encuestas hechas a intraemprendedores y a los propios directivos, hemos demostrado que el masivo apoyo al emprendimiento corporativo en España manifestado por las empresas  muestra más deseos que realidades. La tercera enseñanza es que la existencia de exitosos programas en multinacionales españolas demuestra que a pesar de la juventud del fenómeno ya hay buenas prácticas que permiten abonar el camino para los que empiezan ahora. La última lección aprendida  es que son muchos los obstáculos a sortear para implantar estrategias efectivas de innovación abierta e intraemprendimiento en las grandes corporaciones porque además de las dificultades propias de hacer crecer negocios emergentes se encuentran inercias de las grandes empresas que no respetan las peculiaridades del mundo startup.
En la vida real es muy difícil que dos especies tan distintas puedan ensayar una danza, al menos sin que la gacela, corra un alto riesgo de ser apisonada por las toneladas del elefante. Por eso es normal que algunos lleguen a pensar que el intraemprendimiento es un cuento chino. Pero lo que en principio solo podría ocurrir en una fábula, que bailen ambos animales, sí puede convertirse en una realidad en el ecosistema empresarial. En última instancia es el propósito que ha llevado a los autores de esta investigación ha sido precisamente ese: demostrar con datos empíricos y casos reales que grandes empresas y emprendedores han empezado a bailar en España al son del mismo compás y que, a pesar de algunos pisotones inevitables, todo apunta a que formarán un gran tándem. Hace unos años el profesor del MIT Clayton Christensen vaticinó que las empresas diseñadas en el siglo XX para triunfar, están abocadas a fracasar en el siglo XXI, salvo que adopten la mentalidad startup. Por ello y si queremos que nuestro cuento además de tener final feliz nos ayude a afrontar el futuro de nuestra economía con más garantías, tendremos que aprender de la paciencia y el método seguido por los dos animales africanos.

Iñaki Ortega es director de Deusto Business School y profesor de la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR). Ha coordinado el Informe sobre Emprendimiento Corporativo en España promovido por CISE y Santander Universidades

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