viernes, 23 de octubre de 2015

Nostalgia (emprendedora)

(este artículo fue publicado originalmente en el periódico Expansión el día 23 de octubre 2015)

En 1975 los ingenieros vascos con mejores expedientes tenían como destino dorado Iberduero  o incluso Idom. Cuando en el año 1995 terminé de estudiar mi carrera en Bilbao,  los mejores economistas de mi promoción soñaban con trabajar en el entonces Banco Bilbao Vizcaya. Hoy, en 2015, los estudiantes más brillantes del País Vasco son emprendedores.

Euskadi ha sido siempre tierra de emprendedores. Los fundadores de lo que hoy es Iberdrola o BBVA lo son, pero también los innovadores que crearon Gamesa, Sener o Elecnor.  La hoja de servicios del País Vasco para el emprendimiento no se acaba con la llegada del siglo XXI como algunos, imbuidos de la clásica desconfianza entre generaciones, nos trasmiten estos días.

Jon Uriarte y Ander Michelena con Ticketbis están revolucionando el mercado mundial de las entradas a mega-eventos y ya dan empleo a más de 300 personas. Fernando Bacaicoa da servicio a las universidades más importantes del mundo, especialmente en todo el continente americano, con su empresa de búsqueda de alumnos en la red. Natalia Rodríguez con su startup incubada por Deusto Business School acaba de ganar el concurso de emprendedores del Banco Santander entre más de 400 ideas de negocio seleccionadas. Hoy sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que gracias la evolución tecnológica y la llamada ley de Moore, el acceso al conocimiento y al capital se ha democratizado. Emprender es la vía elegida por las nuevas generaciones, los millennials vascos, para cambiar el mundo y de paso desarrollarse profesionalmente.

Las políticas públicas para los emprendedores fueron pioneras en los años 80 en la CAPV con el impulso de la SPRI y las Diputaciones. La primera incubadora de empresas en España, las pioneras ayudas a la creación de clúster o vanguardistas herramientas financieras convirtieron el caso vasco en objeto de estudio. Pero la nostalgia no puede llevarnos a olvidar que la empresa ferroviaria CAF acaba de crear una división, con sede en Beasáin, para impulsar empresas emprendedoras o que hace bien poco, en 2012, volvimos a ser los primeros de la fila en el Estado con la ley vasca de apoyo a las personas emprendedoras o por citar otro ejemplo  que  pymes vascas son capaces de auto-organizarse y crear plataformas de inversión como Emprendiza. La realidad es que no hemos dejamos de generar nuevas empresas de éxito, Eneko Knorr con su plataforma para crear videojuegos levantando fondos estos días en Silicon Valley o Sergio Chalbaud con su aplicación Fintonic anunciándose en prime time todas las noches en televisión, son la muestra de que el gen emprendedor sigue vivo en nuestra tierra.

El reciente informe de medición de la actividad emprendedora, Global Entrepreneurship Monitor (GEM), por cierto dirigido para toda España por un brillante investigador donostiarra de la Universidad de Deusto, Iñaki Peña, pone de manifiesto las carencias y fortalezas de los territorios de nuestro entorno europeo y nos ha de motivar para conseguir un efectivo ecosistema de apoyo al emprendimiento al estilo de Estados Unidos, Israel o el Reino Unido. Los mimbres los tenemos: universidades con historia y capacidad para generar conocimiento y egresar talento, administraciones públicas concienciadas, un tejido productivo implicado en su territorio y jóvenes con ideas disruptivas. Ahora el reto es, como dice el nombre del Instituto Vasco de Competitividad, impulsor del informe GEM en el País Vasco, “orquestar” todos esos agentes para que la música suene bien o traducido a términos económicos, haga posible que todas esas nuevas empresas se conviertan en solucionadoras de problemas y  generadoras de más riqueza y empleo para nuestro territorio.

Iñaki Ortega es doctor en economía y profesor de Deusto Business School.

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