(este artículo se publicó originalmente el día 8 de abril en el diario 20 minutos)
Llevas dos semanas pegado a un clínex, te
levantas de la cama como si te hubiese atropellado un autobús, en tu cabeza se
ha instalado una taladradora y pasas de tiritar de frío al sofoco. Si así te sientes,
formas parte de una gran mayoría: los damnificados de esta primavera
loca.
Es verdad que todos los años aparece esa
astenia o cansancio en marzo y abril y que padecer una alergia se ha convertido
en algo tan común como criticar a nuestro cuñado en el café de media mañana.
Pero esta vez en una sola semana además del cambio horario que nos han robado
una hora de sueño, hemos soportado lluvia, solazo, nieve, calor y nieblas. Por
si esto fuera poco en la mayor parte de España habrá cuatro citas con las urnas
en la primavera de 2019.
Pero inopinadamente siempre hay algún
colega que soporta estos meses del año como si nada. Para este tipo de personas
no hay alergias, ni desgana y jamás rebuscan en sus bolsillos a la caza de un
pañuelo de papel. No le eches la culpa a tu mala genética. la explicación es
más sencilla y además te ayudará a sobrellevar esta estación. Antihistamínicos.
El antihistamínico es el nuevo chicle. Se
reparte en las oficinas y en las cafeterías como el bálsamo de Fierabrás. Ante
el mínimo síntoma primaveral, un alma caritativa te ofrece una dosis sanadora.
De modo y manera que cada día somos más los que gracias al consumo de esos
bloqueadores de la histamina, sobrevivimos a esta época del año. Funciona. Y a
cambio, no vendes tu alma al diablo sino simplemente tienes un poco más de
sueño.
Últimamente los antihistamínicos parece
que se han consumido con fruición porque tengo la sensación de que los
españoles vivimos dopados. Si no cómo se explica nuestra indiferencia, por
ejemplo, ante tanta manifestación. Tras las concentraciones feministas vinieron
las de «la España vaciada» pasando por las de la equiparación salarial de los
policías, la defensa de la familia, sin olvidar el tren extremeño o las
demandas de los cazadores. Sin embargo, vemos las noticias con la mirada
perdida porque todos los días hay una manifestación que parece justa pero ya no
nos impacta.
Cuando tomas un antihistamínico te
recomiendan no conducir porque relaja la atención. Así estamos. Ya nada nos
sorprende. Ya no nos escandaliza nada en la política. Llevamos quince días de primavera y
hemos visto a políticos que cambian de partido en una semana, presidentes que
se contradicen en una misma mañana, pactos que ofenden la inteligencia o
programas electorales irrealizables. Nada nos afecta. Candidatos que no quieren
ir a debates o ser entrevistados en televisión, partidos creados solo para
molestar y barbaridades que creíamos que solo se proponían en otros lares. Pero
la mayoría seguimos nuestras vidas como si nada. Los antihistamínicos tienen
estas cosas, te quitan unos síntomas pero traen otros.
Iñaki Ortega es director de Deusto Business School y profesor de la UNIR
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