viernes, 26 de junio de 2015

Una cuestión de Estado

(este artículo fue publicado originalmente en el suplemento Innovadores del periódico El Mundo el día 23 de junio de 2015)

Si hoy, en España, pensamos en una industria que genera una riqueza todos los años de más de 25.000 millones de euros, con 19.000 empresas operando, que emplea a 160.000 personas y supone un gasto público de 2.600 millones de euros, parece simplemente de sentido común apoyar ese sector.

Si además ‎esa actividad está detrás de 9,5 millones de los viajes de turismo a nuestro país, implica directamente a más de 20 millones de españoles y genera 165.000 eventos anuales, se antoja que su decidido impulso tiene importantes réditos sociales.

Pero si incluimos en la ecuación que esa industria tiene un efecto beneficioso sobre la salud, genera importantes ahorros para el sistema público sanitario, garantiza un mejor futuro y está detrás de los intangibles más valorados de nuestro marca país, nadie dudaría de la necesidad de convertir ese sector en una cuestión de Estado.

El deporte es todo lo anterior, aunque se conozca más los resultados de nuestros futbolistas o ciclistas,  pero además es una demostración palpable de las nuevas tendencias económicas que han llegado para quedarse y que tan bien conocen los emprendedores.

La economía colaborativa. Ahora que todo el mundo habla de las empresas P2P (peer to peer,de  igual a igual), el deporte con sus más de 65.000 clubes auto gestionados sin apenas ayudas, sus más de 3.500.000 de federados que dan sentido a más de 176.000 instalaciones deportivas, demuestra ‎que la sociedad civil actúa por buenas causas y es capaz de organizarse para buscar soluciones, más allá del individualismo.

Competitividad. El ranking de los medalleros olímpicos pone de manifiesto que no hay casualidades sino causalidades. Detrás de los éxitos deportivos hay inversión, estrategia y excelencia. En este sentido y al respecto de los malos resultados en la atracción de grandes eventos deportivos a nuestro país, como los Juegos Olímpicos y la Copa del Mundo de Fútbol, han de ser un acicate para mejorar la gestión, en general, en toda la actividad deportiva y en particular conseguir los mejores y más formados profesionales del management deportivo.

Ejemplaridad. ‎La investigación de la fiscalía americana sobre la FIFA o los recientes escándalos sobre los amaños de partidos, sin olvidar los recurrentes casos de dopaje o violencia en el deporte, nos exigen no bajar la guardia. Como en la economía actual e incluso en los asuntos públicos, la ética se ha convertido en ‎un aspecto imprescindible para triunfar. 

La civilización griega está detrás de la noción que hoy tenemos del Estado. Como se recordará su forma de organización política era la ciudad, la polis, con una activa y pionera participación  de la población en los asuntos públicos. Esta corresponsabilidad en lo público concernía a todos los ciudadanos que llegaban incluso a ocuparse de la defensa de su territorio. Precisamente de esta última tarea viene el término que en nuestros días llamamos «cuestión de Estado». Hoy, en España, también, gobiernos, empresas y ciudadanos tenemos que implicarnos en conseguir que el deporte, sea una cuestión de Estado, porque nos afecta a todos, para que aporte todo su potencial en beneficio de nuestro país.

Iñaki Ortega es doctor en economía y director de Deusto Business School en Madrid.


Raúl Chapado ha sido atleta profesional y es profesor del PLID (Programa de Liderazgo en Innovación Deportiva) de Deusto Business School

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