viernes, 31 de marzo de 2023

La inflación. Un monstruo que viene a verte

 (este artículo se publicó originalmente en el diario La Información el día 31 de marzo de 2023)


Ya lo había dicho anteriormente, pero esta vez Christine Lagarde eligió el momento en el que más repercusión podía tener. Alto y claro, en la rueda de prensa del 16 de marzo tras subir los tipos de interés y en plena tormenta financiera con bancos quebrando a ambos lados del Atlántico. «La inflación es un monstruo que golpearemos hasta que baje al 2%». Un monstruo que se ha hecho fuerte, a la vista de las cifras del último IPC armonizado europeo de un 8,5%. La alimaña, a pesar de las actuaciones de Frankfurt, no da muestras de debilidad con la inflación subyacente resistiéndose a bajar del 7%. Para colmo unos días después de la amenaza de la presidenta del BCE, el monstruo ha contratacado con los precios que más duelen a los gobiernos, los de la cesta de la compra. Los alimentos en el último año han subido de media en Europa un 20.7% y aquí el Banco de España alerta de que seguirán subiendo por lo menos un 12.2% este año. Millones de europeos que verán como sus euros cada vez valen menos en el supermercado y que volcaran su enfado en sus respectivos gobernantes.

No son pocos los economistas que se han abonado a la teoría de que la política monetaria de la última década ha alimentado al monstruo. Hace años se atribuyó al entonces presidente del PNV una frase que puede ayudar a entender la tesis de que los bajos tipos de interés han cebado esta inflación, así como el retraso en acabar con el dinero gratis. Xabier Arzallus defendía -refiriéndose al nacionalismo radical- que si entrenas a una bestia para atacar, un día te acaba mordiendo a ti. El BCE ha cebado a la inflación durante más de diez años con su política monetaria y ahora quien sufre sus ataques son ellos mismos. Porque el arma para matar al bicho, subir los tipos de interés, se ha revuelto contra el propio BCE. Un endeudamiento más caro, unas hipotecas más altas y más problemas para los bancos que han visto como sus bonos referenciados a los tipos de hace un año se convertían en pura dinamita.

El monstruo ha tomado posiciones por todo el territorio del euro. Por ejemplo, en España, los datos de consumo ya se están viendo afectados con un preocupante desplome, al mismo tiempo que el ahorro embalsado en la pandemia se agota, son datos de BBVA Research ratificados por Funcas. Nuestro país padece, por ello, el mayor proceso de empobrecimiento continental (Eurostat. PIB per cápita en paridad).

En Francia, la excusa de la reforma de las pensiones, ha sido el acicate para que el malestar ciudadano contra la economía, tome las calles y arda medio país. El monstruo está detrás de las barricadas porque con inflaciones de dos dígitos, la historia nos ha enseñado especialmente en Europa, que el populismo se hace fuerte. El Hexágono afronta una primavera con la congoja de saber que el gobierno de Emmanuel Macron está muerto pero la alternativa sería la muerte de la V República.

En Alemania, país que acoge la residencia de la señora Lagarde, han visto como los sagrados postulados de su gobierno se convertían en papel mojado, y el monstruo ha tenido algo que ver. El ecologismo de poco vale en epoca de crisis y menos si acaba con la industria nacional del automóvil y hace perder millones de puestos de trabajo. La lucha contra el cambio climático no puede hacerse sin contar con quien mantiene la economía alemana y el canciller Olaf Scholz ha tenido que parar los planes comunitarios para acabar con el coche movido por combustibles fósiles, si no quería ver como el que tenía que irse era él.  

En Bélgica estos días se ha reunido el Consejo de Europa y todos los líderes han apoyado la declaración de Lagarde sobre la fortaleza del sector bancario al mismo tiempo que se desplomaba la cotización del Deutsche Bank. El monstruo seguía haciendo de las suyas y atacaba un símbolo de Alemania, el mismo país que lleva más de diez años oponiéndose a completar la unión bancaria con la creación de un fondo de garantía de depósitos común. Qué ironía, con lo bien que le hubiera venido al país germano ese escudo europeo ahora en plena tormenta financiera.

Concentrados en seguir donde nos lleva el monstruo, los europeos no le hemos prestado atención a cómo Putin ha respondido a la orden de detención de un tribunal internacional con sede en los Países Bajos, anunciando que desplegará armas nucleares en Bielorrusia. Tampoco a China le ha preocupado mucho la resolución de La Haya y se han fotografiado en el Kremlin los presidentes de ambos países. Les preocupa poco el monstruo, con una economía intervenida y una opinión pública anestesiada, y la seguridad de que en esta parte del mundo seguiremos poniendo desde los gobiernos pero también desde las grandes empresas, la alfombra roja al gigante chino. Risa le habrá dado a Xi Jinping la prohibición francesa de no poder descargarse Tik Tok en los móviles de la administración, mientras sigue siendo el proveedor que más crece.

“Un monstruo viene a verme” fue una exitosa película dirigida por el español Juan Antonio Bayona en 2016.  Todas las noches un monstruo se aparece a un niño que está pasando un drama familiar. El monstruo finalmente le ayuda a recuperar la fortaleza con sus enseñanzas. Ojalá, como en la película, Europa aprenda del monstruo de la inflación y consigamos vencer los problemas que nos azotan.


Iñaki es doctor en economía en La Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y LLYC

lunes, 20 de marzo de 2023

El canario en la mina

(este artículo se publicó originalmente en el periódico 20 Minutos el día 20 de marzo de 2023)


Estos días de crisis en los bancos igual has escuchado la expresión inglesa “canario en la mina”.  Es una manera de decir que algo no va bien.

En el siglo XIX los mineros europeos bajaban a las galerías de carbón acompañados de una jaula con un pájaro. El canario amenizaba con su canto el trabajo, pero sobre todo avisaba de las fugas de gas tan habituales en las minas. Al parecer los canarios son especialmente sensibles a esos gases y cuando los respiran dejan de cantar. Era ese el aviso para salir del pozo a la superficie y así no morir intoxicado o enterrado por una explosión. Desde entonces, la expresión se usa como sinónimo de advertencia de un peligro.

Yo quiero hablarte de algunos canarios que quizás han dejado de cantar en tu vida, aunque no seas minero. Te ayudará a entender lo que quiero decir esta ristra de preguntas: ¿has dejado de dar tu opinión en algún tema por temor a lo que la gente dirá? ¿en las reuniones cuando te toca hablar notas como tu pulso se acelera? ¿te espanta oír tu voz en una grabación? Algo está sucediendo, si respondes afirmativamente a estas preguntas  o a estas otras: ¿miras para otro lado cuando piden voluntarios para representar a tu empresa, familia o comunidad de vecinos en algún foro?¿en alguna ocasión al tener que hablar en público has sufrido lo indecible para decir dos o tres frases? ¿escuchas con envidia a los que se expresan con confianza y fluidez?

Son claras señales de la necesidad de reforzar esas habilidades, pero solemos engañarnos con excusas como que tenía un mal día, no había preparado nada o que soy muy discreto y no me gusta el protagonismo. En realidad, el canario de la jaula ha dejado de cantar. Es una alerta temprana de falta de confianza en tu capacidad para hablar en público y si se escucha puede evitar males mayores. ¿Acaso no es clave para defender tus intereses saber comunicar con calidad tus argumentos? En el trabajo sin duda, pero también cuando compras un coche o alquilas una casa y por supuesto en las relaciones personales.

Es una habilidad social que ahora se le conoce en la empresa como habilidad blanda, es decir aquellas que permiten a una persona relacionarse de manera eficaz con su entorno. El trabajo en equipo, la creatividad, la resistencia ante la adversidad y por supuesto la que estamos dedicando estas líneas que es la persuasión o si prefieres la capacidad de convencer a los demás con la palabra. Y como las matemáticas, la informática o los idiomas, se entrenan. Nadie nace sabiendo. Todos mejoramos con la práctica.

Los canarios se convirtieron en esos años de minería en un símbolo, los primeros en darse cuenta cuando las cosas se ponían realmente difíciles. Ahora también, qué útil es encontrar esos indicios para tomar decisiones a tiempo; qué suerte cuando a base de entrenamiento acabas con tus inseguridades. Aunque tengo que decirte que la nueva ley de bienestar animal no te permitirá que sea un canario el que te acompañe a tu particular mina.

Iñaki Ortega es doctor en economía en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y en LLYC

miércoles, 8 de marzo de 2023

Cerrar la persiana

(este artículo se publicó originalmente en el diario 20 Minutos el día 6 de marzo de 2023)

Ferrovial se va, pero no cierra la persiana. Traslada su sede a los Países Bajos para poder tener inversores de la Bolsa de Nueva York, aunque seguirá siendo una empresa de españoles. El gobierno se ha lanzado en tromba frente al presidente de la compañía, dentro de su estrategia del último año de acusar de todos los males a los empresarios, bien la inflación, bien los sueldos, bien el desempleo y ahora el mal uso del dinero público. Me temo que los ataques al señor Rafael del Pino se han exagerado con la íntima esperanza de que sirvan para olvidar -aunque sea por unos días-  la excarcelaciones de la ley de el “solo sí es sí” o el caso del diputado que por la mañana votaba en contra de la prostitución y por la tarde se dedicaba al tráfico de influencias en lupanares.

Toda esta energía gubernamental debería dedicarse a mejorar las condiciones para que empresas como Ferrovial no tengan que irse a Ámsterdam y así conseguir financiación que les permita seguir creciendo. Pero si por algún prejuicio ideológico o porque su socio de coalición no les deja, desde aquí les pido que por lo menos centren su atención en la sangría de cierres de comercios -215 tiendas que cada día bajan la persiana para siempre-; en la caída del número de autónomos -más de 20.000 solamente en el primer mes del año- y en los 110.000 jóvenes empresarios que han clausurado sus negocios.

Las grandes empresas son importantes, pero no puede olvidarse que el 98% de nuestras compañías son pymes que están padeciendo el alza de costes por la inflación y la caída del consumo. Según datos de CEAJE, cerca de la mitad de las pequeñas empresas españolas está en pérdidas o muy cerca. No pueden ganar dinero porque cada vez los suministros son más caros por la subida de la luz, otros costes no dejan de escalar como los laborales por el nuevo salario mínimo o la factura fiscal que ha subido con las nuevas tarifas de la seguridad social. Y al mismo tiempo sus compradores -los consumidores españoles- son más pobres. Para la OCDE somos el país que más poder adquisitivo ha perdido. Es sencillo de entender, la cesta de la compra ha subido cerca de un 30% en dos años, las hipotecas un 50% en un año, los empleos en los últimos tres años son peor pagados porque son de menos horas -sólo la mitad de los empleados trabaja ocho horas al día-. Por eso el consumo se ha hundido y con ello los ingresos de las micropymes.

Las naciones prosperan por el dinamismo de sus empresas y emprendedores. Millones de españoles vieron en el trabajo autónomo y en el comercio una vía para su prosperidad y la de su país. Hoy cientos de miles han cerrado la persiana y con ello sus ilusiones, otros tantos cada día sienten la soga más apretada en su garganta y la mayoría apenas llegan a fin de mes. Mientras tanto en las noticias tienen que escuchar de sus gobernantes que ellos son los culpables de todo, que son los de arriba y que viven en un festín.

Iñaki Ortega es doctor en economía en La Universidad de Internet (UNIR) y LLYC