jueves, 1 de diciembre de 2022

La salud líquida

(este artículo se publicó originalmente en la revista E-Health Trends el día 1 de diciembre de 2022)

En España son 16 millones los mayores de 55 años que han vivido toda su vida considerando que los asuntos relacionados con la salud ocurrían entre cuatro paredes, además siempre con un olor muy característico. Ese aroma a desinfectante y medicamento marcaba la frontera entre estar sano y estar enfermo para los que peinamos canos. Si íbamos a una consulta, al practicante, a urgencias o al hospital el olor estaba ahí. Pero ahora la sanidad de las cuatro paredes está empezando a abandonar la clínica o la consulta.

Desde hace años nos tomamos el pulso o la tensión en casa, pero ahora con un reloj inteligente sabemos además el azúcar y el oxígeno en sangre, ya son habituales las consultas médicas por teléfono y desde la pandemia por videollamada. La telemedicina y la teleasistencia en el hogar han llegado para no irse ya nunca. Por eso se habla de una salud líquida, que rompe la barrera física del hospital y se derrama por doquier, como pusimos de manifiesto en el libro La Revolución de las Canas, el presidente de Mapfre Antonio Huertas y yo mismo.

También podemos hablar de salud líquida en la percepción que cada uno de nosotros tenemos sobre nuestra salud. Hace unos años, la definición de estar sano era no estar enfermo. Y había una frontera entre ambas situaciones, o estoy sano, o estoy enfermo. Hoy enfermo saludable es un oxímoron, porque el concepto de estar sano ha evolucionado hacia la sensación de estar o sentirse bien, es casi un estado de ánimo. Y así la frontera se empieza a resquebrajar por los dos lados. Se resquebraja por el lado de la enfermedad porque como reza un estudio a diabéticos sobre su estado de salud, un porcentaje mayoritario de ellos declaraba sentirse totalmente sano o muy sano. A pesar de su enfermedad. Y es que hoy, si se cumplen los hábitos y las prescripciones correspondientes, muchos enfermos crónicos pueden llevar una vida completamente normal. Y también se resquebrajan por el lado de la salud. Antes empezábamos a cuidarnos cuando enfermábamos y, por ejemplo, la dieta era algo que te recetaba un médico y que abandonabas cuando se acababa la enfermedad. Hoy estamos más sensibilizados, y entendemos que hay que empezar a cuidarse mucho antes y damos importancia a los hábitos saludables en alimentación y ejercicio.

Otro ejemplo del concepto de salud líquida tiene que ver con las personas que se dedican a esto. Hasta hace poco, la salud era sólo tema de médicos y enfermeros. Pero ahora, con este nuevo concepto de salud ampliada, se ha forjado el concepto de «profesionales de la salud», en el que tienen cabida nutricionistas, fisioterapeutas, entrenadores personales, expertos en antienvejecimiento y cuidadores.

Por último, esta salud líquida supera los sectores económicos clásicos y ha irrumpido, por ejemplo, en el turismo. Seniors que viajan para tratamientos “antiaging”, o miembros de la conocida generación silver (por el color de las canas de su pelo) que demandas largas estancias en hoteles para teletrabajar y disfrutar de ocio, pero monitorizados a distancia de su colesterol y con un buen fisioterapeuta in situ para seguir jugando al golf. Miren sino la brillante campaña de Turismo de Canarias que ha presentado estos días en Londres dedicada a los silver.

En resumen, vivimos en un mundo en el que la salud evoluciona rompiendo las barreras tradicionales. Y los seniors son la punta de lanza de esta revolución. Una oportunidad innegable para nuestro país.

Iñaki Ortega es profesor, doctor en economía y consejero asesor del centro de investigación ageingnomics de la Fundación MAPFRE.

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